Paul Rand era muy analítico, valorando las diferentes posibilidades de cada diseño, sin dejar nada al azar, aunque sus formas en composiciones asimétricas proyectarán lo contrario. Pero una vez decidida la vía conceptual y aprehendida la esencia simbólica, se resolvía más libre y expresivamente, de manera intuitiva, atendiendo a la forma, al color, a la proporción o a la escala, como quien compone una pintura, siempre con especial cuidado en el uso de la tipografía. Se trata de transmitir conceptos reales, de reinterpretar el mensaje. Porque si en algo resultó pionero, es en cómo supo manipular la forma y el texto para proyectar diseños abstractos con contenido. Todo tenía un porqué y el fin último era comunicar, hacer brillar una idea. Porque el resto llegaba de forma natural: el color, el sentido de la proporción, el dinamismo de la tipografía, los desequilibrios equilibrados. Para ello, utilizará el collage, el montaje y el humor, en muchos casos a partir de formas simbólicas básicas, para destilar conceptos en estructuras de gran dinamismo.
