diseño de producto

Las primeras décadas del siglo xx, la industria del diseño tuvo en la industria conservera uno de sus sectores más cómplices, junto a los servicios de transporte a América y su publicidad. Las latas de conservas se convertirán en el principal soporte para la autopromoción y para el detalle ornamental, ya que proporcionan un aspecto atractivo para el producto acorde con estilos decorativos internacionales. Se pretendían productos capaces de convivir harmónicamente en los hogares y de proyectar una vida mejor, lo cual resulta significativo si pensamos en el carácter humilde de una simple lata de conservas. En este sentido, será, sobre todo, la firma Massó la que consiga un mayor músculo internacional. La fábrica Massó ya contaba en 1924 con un cuidado catálogo ilustrado y maquetado por Federico Ribas donde se explicaban muy gráficamente todas sus marcas. Entre otras, destaca Kairel, preparada ex profeso para mercados americanos e ilustrada con una esfinge y una palmera, evocando un exótico aire egipcio.

El trabajo de Konstantin Grcic persigue una armonía entre la historia del arte, la arquitectura y el diseño desde un enfoque que acoge funcionalidad y esencia. Su estudio, Konstantin Grcic Industrial Design (KGID) (fundado en 1991), aborda proyectos de diferente índole donde se bifurcan campos como el diseño industrial o de interiores, el diseño de producto o el expositivo. Con un gran cuidado en la elección de los materiales, sus propuestas destilan pureza y sencillez partiendo de un proceso de revisiones y descartes que permite esquematizar las formas, jugar con el ingenio y componer desde una singular rigurosidad visual y conceptual. Con la lámpara Mayday, ganadora del Compasso d’Oro de la ADI (Asociación de Diseño Industrial de Italia) en el año 2001, Konstantin Grcic ha logrado redefinir las tipologías y usos habituales de las luminarias, conformando un objeto adaptable a diversos espacios y situaciones, con un diseño de estilo industrial, flexible y lúdico que activa la interacción con el usuario. Al igual que sucede en el resto de sus proyectos, la versatilidad, y sobre todo el carácter genuino, son el resultado de múltiples investigaciones que comparten una base de innovación, aprendizaje social y análisis formal y material.

Bruno Munari fue diseñador, escultor, autor de libros infantiles, poeta y pedagogo, considerado uno de los mejores diseñadores gráficos e industriales del siglo xx y vinculado al movimiento futurista. A lo largo de su trayectoria revisió diversos materiales haciendo grandes aportaciones al universo de la expresión visual. Su trabajo busca clarificar el proceso del diseño a través de la simplificación formal y la procura de nuevas metodologías de comunicación visual. Su carácter polifacético le llevó a explorar la síntesis de las artes y a defender la confluencia de las disciplinas para alcanzar formas insólitas. Un ejemplo es el cenicero Cubo, diseñado a partir de dos elementos mínimos: una carcasa en forma de cubo abierta por un lado que contiene un elemento de chapa doblada. El ángulo que forma la chapa permite hacer caer la ceniza al interior mientras el otro extremo, superpuesto, oculta el contenido resultando en un objeto discreto y funcional.

Isaac Piñeiro cuenta con una amplia trayectoria como diseñador de producto, primero como co-fundador del estudio de diseño multidisciplinar Nadadora y desde el año 2017 al frente de Isaac Piñeiro Design Studio, donde desarrolla un trabajo definido por la sobriedad formal y el interés por acercar las relaciones entre los objetos y las personas. Su filosofía de trabajo integra el diálogo como parte esencial del desarrollo de la pieza; un diálogo entre la concepción, la producción y el diseño que se haga extensible al usuario para poder humanizar cada detalle, estableciendo una convivencia entre las formas escultóricas mínimas y la adaptabilidad de sus productos. La elección del material es otro de los aliados de su trabajo, lo ejemplifican piezas como la mesa Knossos, donde la combinación de elementos naturales como la madera y el gres ofrecen una calidez delicada y harmónica que activa la intuición de la naturaleza.